A una altura de 3800 metros sobre el nivel del mar, se sitúa el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo. Me impresiona de primeras tanto su inmensidad, es enorme, ocupando más de 8500 km2, como la limpieza y pureza de su agua.
Visitamos el lago por la parte boliviana, el pueblo de Copacabana es el que nos da la bienvenida, pequeño pueblo que generalmente vive del turismo. Tomamos esta opción porque es más barato que la parte peruana, aunque luego nos damos cuenta que posiblemente sea una de las zonas más caras de toda Bolivia.
El recorrido por el Lago es largo, 2 horas de viaje donde eres consciente de la inmensidad del lago, para llegar a la Isla del Sol, donde se encuentran ruinas de la cultura Tiwanaku, cultura pre-inca. Recorres la Isla de norte a sur en una caminata de más de 2 horas, donde nos volvemos a superar a nosotros mismos ya que la realizamos sin demasiado esfuerzo. Durante el camino ves bastante vida, ya que en esa isla sigue viviendo mucha gente, burros, llamas, ovejas son los animales que predominan en la zona.
Se empiezan a ver varios restaurantes y hostales en la isla, ya que se quiere empezar a explotar turísticamente el lugar.
El camino de vuelta es mágico, ya que empieza tenuemente a ponerse el sol y la vista es espectacular, además puedes ver alguna balsa tradicional de totora.
Cuando llegas a puerto tienes la sensación de haber navegado por uno de los sitios más maravillosos de la Tierra.
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