Forum Social Mundial II

Después de 5 días de duro trabajo, de correr de un sitio a otro, ayer concluyó el Forum Social Mundial 10 aniversario. El resultado del mismo no creo que sea el esperado por los organizadores. Un evento que se ha caracterizado por la desorganización.

Este era el primer año que se descentralizaba el Forum, y se dividia entre Porto Alegre (sede central) y varias poblaciones cercanas: Canoas, Sapucaia do Sul, Sao Leopoldo, Novo Hamburgo, Sapiranga y Gravataí y eso en vez de conseguir que el evento sea más rico y atractivo lo que ha conseguido es que la desorganización sea la nota dominante de los 5 días.
Si estás en Porto Alegre enterarte de lo que pasaba en las otras 6 sedes era realmente difícil, no había comunicación entre una sede y otra. Por ejemplo no era nada fácil saber el programa que tenía Canoas, ni los eventos que organizaba, no podías entonces hacerte una agenda semanal entre todas las sedes. A parte la distancia entre una y otra sede sino tenías vehículo no era algo que ayudase.


La asistencia de público no ha sido tampoco la esperada, llegando a números muy por debajo de lo que la organización quería conseguir. Tampoco los discursos de los oradores han destacado por aportar nuevas ideas y nuevas formas de conseguir el propósito del Forum: "otro mundo es posible".
Se escuchaba entre los asistentes que era el mismo discurso de siempre, que ya lo habían escuchado en otras ediciones y que no se había conseguido aún nada. Pocos aires de cambio y de intentar luchar por el motivo de la realización del evento.

El lema del evento: "otro mundo es posible", es algo que se ha repetido mucho a lo largo del Forum, pero es difícil conseguirlo sino se ponen medios para obtenerlo, sino se busca algo nuevo que no se haya intentado antes, sino se arriesga, sino se dejan las buenas palabras y se pasa a los actos.

Forum Social Mundial

Por fin! Después de más de 35 horas en autobús, incontables empanadas como única fuente de alimentación, litros y litros de sudor derramados por el camino y bajo la incertidumbre de saber si estábamos o no acreditados para asistir como prensa al evento antiglobalización más importante del mundo, por fin llegamos a Porto Alegre y conseguimos nuestra acreditación oficial.

Ahora mismo escribo desde el centro de prensa, desde donde después de un par de trámites (la verdad, creía que iba a ser más complicado), conseguimos nuestra credencial para andar ‘como Pedro por su casa’ por todas las instalaciones donde se celebrará cientos y cientos de conferencias, actividades y diferentes eventos. Ya para empezar asistimos –primera toma de contacto- a la primera rueda de prensa dada por el Consejo Internacional del Forum Social Mundial 10º Aniversario. Hablamos con otros medios independientes y nos ponemos al tanto de lo que viene encima a partir de mañana temprano.

Intentaremos informar de todo lo que aquí vaya sucediendo. Hasta entonces, recibir un fuerte abrazo.

Bajo el fango del Piraí

A un niño siempre le ha gustado ensuciarse, jugar con el agua, con el fango, estirazarse en la porquería. Supongo que es algo así como un cerdito, y que yo soy algo así como un niño. Por eso fue por lo que me encantó tantísimo la excursión que hicimos con Yaky y Carla al rio Piraí.

De aguas rojas, este río se utiliza para la extracción de tierra. Es un río limpio y con propiedades curativas, así que Antonio y yo ni lo pensamos ni un momento y nos despojamos de nuestros pantalones para quedarnos en calzones y rebozarnos en tan delicioso fango.

Se ve rico no? Pues mucho mejor se estaba echando una cervecita en la zona de “Las Cabañas”, un lugar de Santa Cruz, donde la gente acude en masa los fines de semana para pasear en caballo por el río, alquilar un quark o simplemente sentarse en una mesa y disfrutar de una buena comida o bebida al ritmo latino de la cumbia con gran volumen. Sin duda una buena opción para una tarde de sábado.

Mosquitos asesinos en Puerto Suárez

Llegamos a Puerto Suárez con intención cruzar la frontera esa misma tarde, pero ya no había más buses con lo que tuvimos que hacer noche allí. Aparentemente un sitio tranquilo, nos encontramos con el último pueblo boliviano antes de cruzar a Brasil.

Pillamos un taxi y después de negociar el precio (ya me dijo una señora que no más de 5 bolivianos), Federico el taxista nos llevó al hostel Roboré. Me ducho y salimos a comer algo. Tuvimos la maravillosa idea de comprar en el super y hacernos bocadillos (hasta ahí bien) e ir a comérnoslos en un hermoso y verde parquecito. Así que nos sentamos en un banquito, abrimos la cervecita, nos echamos las lonchas de jamón y queso en el pan y después de 5 minutos ya teníamos cada uno más de 379 picaduras de mosquito. ERROR! Si no había nadie en el parquecito sería por algo…

Con el fracaso de la batalla vencida por paliza contra un régimen de silenciosos mosquitos, salimos derrotados dirección al hostel a echarnos alguna crema, desesperados, sin poder parar de rascarnos cada cm de nuestra piel. Después de darnos una última vuelta –eso sí, manteniendo una distancia de seguridad amplia sobre el anterior campo de batalla- damos por terminado el día. Mañana Brasil, yujuuuu!!

Ahh, pero antes mirad qué regalito me dejó uno de ellos mientras dormía. El muy hijo puta me picó en el párpado y me dejó 36horas con un ojo a la virulé. Mosquitos de Puerto Suárez, nunca os olvidaremos.

La carretera de la muerte

No es broma e.l nombre. La carretera de la muerte –también llamada la carretera de Coroico- es una de las carreteras más peligrosas del mundo y de Bolivia. Bueno, supongo que este país estará muy arriba en el ranking de países con carreteras super chungas. Tanto así que me dijeron que la de Coroico era la tercera.

El “caminito” en cuestión hace ya unos años que está cerrado al tráfico de vehículos que no sean livianos, con lo que ahora es una garantía de adrenalina para todos aquellos ciclistas que quieren experimentar su piel el vértigo de la velocidad, el riesgo de los acantilados y la dureza de un terreno que desciende permanentemente desde los 4700m hasta los 1200m.

Hacía tiempo que no montaba en bici, pero recuerdo que era una gran aficionado y que mi especialidad eran los descensos. Así que, bueno, en cuanto me enteré de la posibilidad de hacer el circuito ni lo dudé. La verdad que el trato me pareció muy interesante. Por 25 euros tienes lo siguiente incluido: 1 conductor y 2 guías, bicicleta y ropa acuática, guantes y rompe vientos, desayuno a las 8am, transporte y acompañamiento por camión durante todo el día, água (siempre), snack a media mañana, chocolate, coca cola, yogur, llegada a hotel de 5 estrellas (en España de 3 ó 2) con buffet libre para comida (algo limitado a ensalada con pollo), posibilidad de usar la piscina y ducharte, una camiseta de la agencia, un cd con fotos y videos que los guías hacían durante el día, etc…

Bien no? teniendo en cuenta que el circuito salía a las 7am –con recogida en mi propio hostel- y me devolvieron a las 9pm creo que salió rentable.

Lo mejor (aparte de la descarga de adrenalina): la gente con la que me tocó hacer el tour, puro brasileño y argentino.

Lo peor: la hostia que me pegué bajando, casi al principio y en la que casi me mato, y el dolor que tuve que aguantar durante más de 3h de bajada infernal en la que creía que mi hombro se iba a salir.

El Lago mágico

A una altura de 3800 metros sobre el nivel del mar, se sitúa el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo. Me impresiona de primeras tanto su inmensidad, es enorme, ocupando más de 8500 km2, como la limpieza y pureza de su agua.

Visitamos el lago por la parte boliviana, el pueblo de Copacabana es el que nos da la bienvenida, pequeño pueblo que generalmente vive del turismo. Tomamos esta opción porque es más barato que la parte peruana, aunque luego nos damos cuenta que posiblemente sea una de las zonas más caras de toda Bolivia.

El recorrido por el Lago es largo, 2 horas de viaje donde eres consciente de la inmensidad del lago, para llegar a la Isla del Sol, donde se encuentran ruinas de la cultura Tiwanaku, cultura pre-inca. Recorres la Isla de norte a sur en una caminata de más de 2 horas, donde nos volvemos a superar a nosotros mismos ya que la realizamos sin demasiado esfuerzo. Durante el camino ves bastante vida, ya que en esa isla sigue viviendo mucha gente, burros, llamas, ovejas son los animales que predominan en la zona.

Se empiezan a ver varios restaurantes y hostales en la isla, ya que se quiere empezar a explotar turísticamente el lugar.

El camino de vuelta es mágico, ya que empieza tenuemente a ponerse el sol y la vista es espectacular, además puedes ver alguna balsa tradicional de totora.

Cuando llegas a puerto tienes la sensación de haber navegado por uno de los sitios más maravillosos de la Tierra.

Peligrosa vuelta del Machupicchu

Si interesante fue el camino de ida para el Machupichu, mucho más divertida fue la bajada. Resumiré bastante. El plan era regresar ese mismo día a Cusco, así que después de visitar la ciudadela tranquilamente toda la mañana, bajamos –de nuevo andando por el rompepiernas- y en un estado de deshidratación y hambruna importante decidimos emprender sin pausa nuestro retorno a la central hidroeléctrica –de nuevo otras dos hora de caminata por la vía del tren-. Se nos apareció un ángel en forma de campesina y nos vendió un par de panes con queso que en ese momento sabía a lechón al horno con su guarnición. Ahí mismo enganchamos al que sería un compañero de viaje para los próximos días, un jovencito inglés que andaba medio perdido, el característico Richard.

Delicioso pan con queso	Antonio, Richard y el ángel

Juntos los tres, caminábamos y caminábamos por la vía del tren. Forzamos tanto la máquina –recordemos que veníamos de subir durante dos horas la montaña, visitar 6 horas la ciudadela, bajar andando la montaña de nuevo y otros 8km por las piedras de la vía del tren- que Antonio se rompió y se medio lesionó de una rodilla. El caso es que por fin llegamos a la hidroeléctrica y con suerte cogimos el último coche que nos llevaba a Santa Teresa. En el taxi iban 3 chicas más: María, Rosemary y Maribel. Conversamos desde el maletero del taxi con las chicas y nos dijeron que ellas iban también a Santa Teresa, lugar alejado del turismo y que gozaba de tener unas pozas termales espectaculares. Así que como ya era bastante tarde y estábamos literalmente molidos vimos como buena opción irnos con las chicas, disfrutar nuestro premio termal y ya partir a la mañana siguiente para Cusco.

Y ahora viene la chicha de todo esto. Nos situamos en Santa Teresa el día 30 de diciembre. Después de desayunar como se merecía volvemos por la carretera de la muerte hacia Santa María. Regresamos las 3 chicas, Richard el inglés, Antonio y yo. Una vez en Santa María negociamos el precio de una furgoneta que nos lleve a Cusco en 5 horas. Después de esperar casi dos hora para que el transporte nos recogiera por fin salimos. Se nos unen dos jóvenes peruanos que celebran con cerveza que por fin se van a reunir con sus familias para año nuevo. La carretera está mala, es época de lluvias y los derrumbes hacen estragos en la montaña. No hace mucho nos cuentan como un pueblo entero fue arrasado por una riada que todo destruyó. La carretera se pica a más de 4000 metros y el frio y la lluvia acecha. Todo iba bien hasta que pufffffff! caravana y parón. Nos bajamos de la furgo y vemos esto.

Vistas del derrumbe

Todo el mundo echaba una mano para despejar

Arrimando el hombro para poder pasar

Cuando después de una hora de trabajo quitando piedra a piedra conseguimos pasar, todos celebrábamos en la furgo lo que podía ser una faena: quedarse atrapado en mitad de la montaña. Recuerdo que incluso abrimos unas latas de cerveza que nos invitaron los chavales. Pero nada más lejos de la realidad, apenas 2 km después nos encontramos con esta estampa, ahora mucho más dura.

Esta vez no fueron tres piedritas las que obstaculizaban la carretera, ni un fino chorro de agua lo que caía de la montaña. Era un desprendimiento de gran parte de la montaña, con una fuerte torrencial bajando de la misma y con un serio riesgo de que donde estábamos fuera  absorbido por un alud o movimiento de tierra. Tú mismo te dabas cuenta de la fragilidad de la montaña al sacar con un dedo todo el material que quisieses.

Eran las 5 pm, estábamos atrapados entre dos derrumbes a más de 400o metros y la noche amenazaba con caer. Eso sí, unas vistas muy bonitas. A la hora llegó la máquinaria, tampoco mucha, sólo una máquina.

Calculé como unos 300 afectados, más de 70 vehículos atrapados como nosotros. La incertidumbre acechaba sobre todo el mundo y la gente buscaba soluciones. Había un policía que se tuvo que comer todo el marrón. El problema era que el maquinista, debido a su inexperiencia o su inoperancia, no se atrevía a meterse con semejante maquinaria pesada a despejar de piedras la carretera. Al otro lado de la riada otro operario pedía a gritos que se acercara y que él lo hacía, pero  el relevo fue imposible. Así que entre casi una medio revuelta popular, el operario decidió unilateralmente no trabajar y esperar a que la corriente bajara para intentar despejar el camino. Con lo que todos los allí presentes, enfadados y desesperados por el frio y el hambre, regresamos a las 6pm a nuestros vehículos simplemente a la espera de que bajara la corriente y casi rezando para que no lloviese en la tierras altas, cosa que fácilmente podía producir alargar más el bloqueo incluso durante días.

La noche terminó de caer, nos tuvimos que aguantar el hambre, la sed y el frio, y para desgracia y entretenimiento de unos yo me puse a amenizar el tiempo muerto con historietas de mi anterior viaje a México. No me quejo mucho de esa noche, pero eso sí, siempre me acordaré que tuve la mala suerte de tener el peor asiento.

La cosa terminó a las 2am. Por fin bajó la fuerza del agua y atravesamos el derrumbe. Llegamos a Cusco el mismo día 31 por la mañana y encima sin alojamiento. Nadie puede decir que no fue original nuestra despedida. Lo peor de todo fue que los dos chicos nunca llegaron para estar con su familia esa noche.

Subida al Machupichu

Lo que hay que hacer para ahorrarse unos céntimos. Muchas eran las preguntas acerca de cómo hacer el Machupichu de la manera más interesante y económica posible. Hasta puse un tema en el foro de la web para recibir consejos o información de otros viajeros (pero ni Dios nos lee de momento creo) sin éxito alguno. Así que fuimos a una agencia para preguntar precio y cinco minutos ante de pagar religiosamente la cantidad que nos indicaban, decidimos a última hora hacerlo por nuestra cuenta y pillar un guía privado una vez allí.

La ruta ya la habíamos hablado con otros viajeros y contábamos con el único riesgo de la inseguridad. Siempre según las agencias, no era seguro ir por nuestra cuenta por falta de autobuses, por llegar a Aguascalientes (el pueblo más cercano al Machupichu) y no encontrar habitación libre o simplemente por no encontrar tickets para entrar una vez allí. Así que a todas las agencias les digo: MENTIROSOS!!!

El precio más competitivo que encontramos de agencia fueron 350 soles (unos 85 euros) e incluía: transporte de bus y tren, una noche de alojamiento, una comida, una cena, entrada al machupichu y volver al día siguiente. Todo ello con una escrupulosa organización que te impedía gozar libremente de tan siquiera unos minutos a tu aires embragándote de la energía que desprendía tan espectacular ciudadela inca.

Nosotros lo hicimos así: Bus de Cusco a Santa María –25 soles-, bus de Santa María a Santa Marta (por una maravillosa pista de tierra con preciosas vistas a los barrancos y derrumbes del camino) –8 soles-, y dos soles más hasta la central hidroeléctrica. De ahí 2 horas caminando hasta Aguas Calientes –gratis-, una peazo de cena a 20soles –bien nos lo merecíamos- y otros 20 por dormir en una bonita habitación de hotel. A la mañana siguiente el madrugón, subir con lluvia por un camino de montaña bastante empinado y duro –con eso nos ahorramos 8 dólares- y por fin entrar al Machupichu con el ticket que previamente habíamos comprado la noche de antes sin ningún problema.

El camino de vuelta fue más o menos igual, aunque con alguna variación. De hecho creo que se merece un post aparte. Pero a lo que vamos, la excursión a la ciudad sagrada inca salió perfect. Tuvimos aventura, emoción, conocimos a gente (en Aguas Calientes compartimos habitación triple con una chica alemana), se nos puso el culo durete y encima ahorramos dinero. En total podemos decir que nos salió todo por 300 soles (con guía privada para Antonio y yo) y tuvimos 6 horas para explorar por nosotros mismos toda la ciudadela. Viva las cosas sin organización!!!!

La sirena del desierto

A veces es necesario alejarse de la gran urbe para respirar un poquito de aire fresco. No sé, playa o a la montaña son dos grandes opciones. Pero qué tal si es en lo alto de una duna de arena inmensa el lugar elegido para surfear la ola y gozar de unas vistas similares a la de desiertos como el de Marruecos? Pues sí, estamos en el desierto del estado de Ica, concretamente en Huacacchina, un lugar situado a unas 8 horas dirección sur de Lima.

Resulta que la historia de este lugar es bien bonita. Huacacchina (en quechua ‘mujer que llora) no es otra cosa que un espectacular oasis en mitad de un desierto. Una laguna bordeada de majestuosas dunas. Y como no, un reclamo turístico desde hace unos años donde los paseos en boggie por las dunas y el sandboard son sus principales bazas.

Dice la leyenda que una vez hubo una princesa recién salida de su baño envuelta en un paño de seda. La princesa, bella y joven como sólo las princesas de cuento pueden ser, mantenía un espejo en el que contemplaba su eterna belleza. De pronto, a través de su reflejo divisó la figura de un malvado cazador que la acechaba. La princesa, desesperada, arrancó la huida por el campo y en su escapada, el precioso manto de seda quedó enganchado en un zarzal dando lugar a la aparición de semejantes dunas de arena fina. En su temeroso correr, de pronto la princesa tropezó y el espejo que sujetaba cayó al suelo, donde al romperse en mil pedazos, una laguna se originó, lugar donde la princesa, desde entonces sirena, vive en sus profundidades y donde también, y según cuentan los lugareños, en noches de luna llena se le puede oir llorar a la altura de los juncos.

Termina la leyenda diciendo que todos los años la sirena se  lleva consigo, a las profundidades de la laguna, la vida de un hombre. Aunque también nos enteramos que la evaporación del agua en la zona y la sequía de la comarca, están haciendo que desde hace un tiempo y de manera clandestina se rellene de manera artificial el agua del oasis. Así que desgraciadamente pronto igual vemos por fin la belleza de la princesa y los cadáveres de los hombres adyacentes.