Llegamos a la pequeña ciudad de Misahualli después de unas 5 horas de viaje desde Quito, el viaje no es muy cansado y por raro que parezca no me duermo.
Me levanto de mi asiento y no llego a cojer mi mochila solo la levanto y me entra el pánico y me vuelvo blanco, la mochila apenas pesa.
La abro y no hay absolutamente nada, me han robado, puñetazo al techo del autobús y vuelvo a mirar incrédulo mi mochila vacía. Intento buscar una explicación pero no la encuentro, no me he dormido, no me he movido, no se como han podido hacerlo.
Hablo con los conductores pero no me dan ninguna solución ni se hacen responsables, mi cabreo es enorme y la incredulidad es aún mayor. Han tenido que tener bastante tiempo para abrir el bolsillo de arriba, el de abajo y sacarlo todo, cámaras y los cargadores, todo y yo sin enterarme de nada, sigo sin explicármelo.
Me quedo en la parada del autobús dando patadas a mi mochila vacía.
Me han robado: cámara reflex digital, cámara digital, cámara de vídeo, objetivo, disco duro, móvil y gafas de sol, es decir, prácticamente todo. Menos mal que en el bolsillo pequeño no vieron el pasaporte porque sino la jugada hubiera sido completa.
La rabia, frustración, y desesperación es enorme, no se puede explicar, te lo quitan todo y lo peor es que tú no te enteras de nada y no puedes hacer nada para evitarlo.
Me quedan 8 meses de viaje y no tengo cámara de fotos, el panorama no es muy alentador la verdad, me compraré una, por lo que mi ya limitada economía se sentira una vez mas afectada.
A pesar de todo el viaje siempre continúa.
Querido Antonio, levanta el ánimo, estas cosas pasan en los viajes y forman parte de la experiencia que estáis viviendo, os servirá para aprender a viajar "ligeros de equipaje" que diría Machado, y con él pegadito al cuerpo.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.